Donde fueres…
En Segovia capital, en algunos de sus pueblos limítrofes y en la provincia se realizan tradicionalmente los tejados “a la segoviana”. Esta solución no es reciente, invento o baladí. Por ejemplo en la restauración del castillo de Turégano:
· vimos la iglesia-fortaleza inacabada -dedicada a San Miguel- sobre la que se construyó el castillo a finales del sXII y principios del sXIII,
· apreciamos en su fábrica la evolución de una iglesia tardo románica que se adaptó a fortaleza,
· aprendimos de la solución que tenía aquel tejado. Realizado en el sXII con las tejas dispuestas “a la segoviana”.
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Hay quien piensa que esta solución de tejado se adopta por ahorrar material, para ahorrar tejas, pero no es cierto. Entre un tejado a la segoviana, con sus tejas a canal y su cordón rigidizador; y un tejado convencional, de tejas a canal y cobija… no existe gran diferencia en relación a la cuantía de los materiales utilizados. Sí que existe diferencia, sin embargo, en el funcionamiento del tejado.
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Los pobladores de Segovia pudieron históricamente y pueden ahora comprobar que cuando se hacen edificios con cobertura de teja curva a canal y cobija en Segovia -como se hace en otros territorios-, los pájaros se meten bajo las tejas cobijas para protegerse del calor y que, como consecuencia de ello, se desplazaban las tejas quedando huecos entre ellas. Antaño las tejas se colocaban en una cama de barro sobre el entablado de la cubierta y el barro, incapaz de asumir las cantidades de agua que entraban por el hueco entre las tejas movidas, no conseguía evitar la pudrición de maderas y estructuras. La cubierta a canal y cobija demostró ser en Segovia, más que una “solución” de cubierta, un camino al colapso de las edificaciones. Aquellos pobladores, como no podía ser de otra manera, tuvieron que observar, tuvieron que aprender, tuvieron que cambiar.
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Al retirar las tejas cobijas y juntar las canales buscando soluciones se comprobó que el poco agua que entraba a través de las canales era asumido por el barro que simplemente se humedecía para después, en los días secos posteriores, secarse. De este modo se evitó que los pájaros se metiesen bajo las tejas y se desarrolló un tejado que funcionaba perfectamente con el régimen pluviométrico segoviano, las circunstancias constructivas, etc. Tal es la singularidad, tal el valor de aquel desarrollo, que la denominación de cobertura de teja “a la segoviana”, única en el mundo y exclusiva de Segovia, se ha mantenido vigente desde hace prácticamente un milenio.
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Siempre se dijo en Castilla “donde fueres haz lo que vieres”. Sin embargo, más de siete siglos después de la obra mencionada y con la lección aún por aprender, en la restauración de las cubiertas del Monasterio de Santa María del Parral de Segovia no se está aplicando este sistema constructivo tradicionalmente utilizado por el pueblo llano a la vez que prescrito por la administración mediante sus ordenanzas. Pues sucede que la actual restauración del BIC (Bien de Interés Cultural) del sXV que vivimos los segovianos desoye las recomendaciones de la Comisión de Patrimonio y de muchas personas sensibles e interesadas en la conservación de nuestro patrimonio. Por siglos esa misma obra ha tenido las cubiertas a la segoviana y gracias a ella ha llegado a nosotros. Hoy la tradición, la cultura y hasta el sentido común… son ignorados en favor de una decisión personal y subjetiva.
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El Moisés y el David de Miguel Angel no han llegado a nosotros por seguir una política de amiguismo o en la que todo vale, sino porque primero eligieron al mejor y después supieron comprender y mantener su obra. Desgraciadamente esto no sucede en muchas de las intervenciones que se realizan: ni se sabe hacer ni se sabe mantener. Sin embargo con las obras sucede lo mismo que con los guisos, si algo falla todo el mundo lo reconocerá. Lo que esté mal clamará. Debemos hacer las cosas bien… y ¿ómo no hacerlo cuando además se restaura un BIC, un Bien de Interés Cultural?
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Un técnico competente debe saber discernir cuándo algo está bien y cuándo no lo está. Para eso es técnico, para resolver los problemas. De otro modo no solamente no resuelve el problema sino que creará problemas nuevos, convirtiéndose incluso en algo peor que un mal técnico… y es que muchas personas que no son técnicos, por simple sentido común, serían capaces de resolver un dilema como este.
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Cuando vemos la cobertura que se está realizando en el Monasterio de Santa María del Parral no podemos sino levantarnos. Que esto se lleve a cabo en Segovia, que además se haga en un BIC… resulta pavoroso. Como peritos en la materia no solo lo vemos inaceptable, sino que entendemos que clama a las alturas. ¿Cómo la Administración central, que actúa con nuestros propios recursos, impone una solución, que se salta “a la torera” a la Comisión de Patrimonio?
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Hemos querido saber cómo ha podido aprobar un acto así la Comisión Provincial de Patrimonio y nos han explicado que, tal como se especifica en la norma, han recomendado colocar la teja cerámica curva a la segoviana. No podía ser de otro modo.
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De modo que se ha impuesto el criterio de un individuo: que violenta y rompe con la tradición y con el buen sentido de la construcción; que proyecta para Segovia una teja aplantillada con machos para colocar sobre rastreles de madera sobre el fibroasfalto (perforándolo y colocando a cobija una teja cerámica curva vieja); que, en un edificio BIC y con el dinero de todos, propone una solución que por ningún lugar encaja en sus circunstancias; que no respeta el Monasterio ni sus soluciones originales; que ni siquiera toma la solución a canal y cobija sino que va más lejos todavía al introducir en Segovia una cobertura rastrelada.
Los pájaros se meterán bajo la cobija, la desplazaran y se llenarán de agujeros los faldones de cubierta. Quizá incluso la placa de fibroasfalto perforada impida que llegue el agua a la estructura. Pero la “restauración” en cualquier caso no respeta ni cultural ni estéticamente a la ciudad del Eresma y el… Clamores!.
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Vemos en las fotografías que se adjuntan cómo se desprecia la construcción histórica y cómo se impone una solución que nunca se podrá consolidar. El tejado en poco tiempo volverá a estar hecho polvo y posiblemente habrá que buscar la responsabilidad de los técnicos responsables de tal esperpento. Volviendo al David de Miguel Ángel, es como si ahora lo quisiéramos pintar y disfrazar de jugador de fútbol. Nunca ha sido así ni deberá serlo, o cometeríamos una aberración. ¿Por qué no dejamos que el David de Miguel Ángel simplemente sea como es?.
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Después de muchos años de intervenir en el Patrimonio hemos llegado a una idea muy clara y concreta sobre en qué consiste restaurar. La restauración se entiende perfectamente en un cuadro. Si vas a restaurar un cuadro deberás ayudarlo a ser lo que es, a ser él mismo y nada más. No deberás hacer pegotes ni añadidos ni alterarás su contenido. Si quieres hacer un cuadro hazlo, pero hazlo nuevo. No violentes una obra ajena con una interpretación tuya. Únicamente humildad y conocimiento son los parámetros en que te debes desenvolver porque lo importante en la restauración es el cuadro, no eres tú. Si ya existe la obra respétala, respeta a sus autores y ayúdales a continuar en el tiempo. Esta es la grandeza de la restauración: ayudar a la obra a ser lo que fue creado.
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Para ello resulta básico en restauración aplicar sistemas constructivos respetuosos y de funcionamiento contrastado por los siglos. En caso contrario, si no separamos la manzana podrida de las buenas se pudrirán todas. En este sentido sorprende la dejadez y la imposición de la administración y del técnico actuante. Nos gustará saber por qué ha sido elegido y como ha sido elegido para imponer una solución así en un BIC.
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No nos preocupa qué institución realiza la obra. Nos preocupa que se está desaprovechando un momento y unos recursos de gran valor para resolver los problemas e intervenir de una forma correcta y tradicional en un BIC. En el mismo edificio se pueden apreciar paños de tejado con teja a la segoviana, se ve también que éstos no han producido problema alguno, se ve que los realizados a teja canal y cobija del edificio tienen un estado muy lamentable. ¿Tan difícil es mirar, para aprender y valorar?.
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Entendemos y llamamos a las personas responsables de tamaño despropósito para que desmonten la obra ejecutada. En caso de duda se debe recurrir a profesionales competentes y capacitados, con suficiente experiencia para poder dictaminar y arbitrar en un tema que no es baladí, que se realiza con dinero público, y que diferencia las soluciones y el aprovechamiento de los recursos… de los problemas crónicos y la dilapidación de la hacienda pública.
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Atendiendo al conocimiento, a la tradición, al lugar, a la historia, al propio edificio y sin ningún tipo de duda se hace un llamamiento para que se solucionen los faldones con cobertura de teja a la segoviana tal y como se debería haber realizado desde el principio.
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Este artículo se publicó en “El Adelantado de Segovia” el domingo día 11 de junio de 2017 con el título: “Sobre la restauración de cubiertas en el Monasterio del Parral de Segovia”. Puede ir al artículo en la publicación digital del adelantado pinchando en este … enlace.
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José Antonio Santos
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