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¿Contaminación o silencio?

By: arquitecto segovia | 5 May 2018

Sabemos que en todo ecosistema existe una relación entre cada especie y el conjunto. Un término en biología que hace referencia a ésto es “bioindicador” o indicador de vida, y se resume en que la aparición de ésta especie o de aquella es una característica de entornos sanos. Las mariposas, y los líquenes son bioindicadores de un aire limpio; la trucha autóctona es señal de que el río está limpio y oxigenado; y algo parecido pasa con los erizos en los campos.

Eso mismo le sucede a las personas que son sensibles a… la lactosa, al gluten, a los productos químicos, a los campos electromagnéticos, o a lo que sea. Son bioindicadores de la calidad de los alimentos, de la salud electromagnética de su entorno, etc. Y es que, en definitiva… hablemos de naturaleza, de sociedad, de psicología, o lo que fuere… todo son ecosistemas. Todos somos partes que interactúan en un Todo.

Lejos de ser una enfermedad, o la excusa para señalar a otro y tapar las vergüenzas propias… la sensibilidad es un don, un bioindicador, una guía que nos avisa cuando hemos hecho algo mal. Las personas sensibles teníamos que sacar pecho y guiar a los que seamos más torpones, cada uno en su ámbito. Sin embargo la sensibilidad es un don que, a veces, pesa a sus portadores. Pues sucede que pocos seres humanos saben apreciarlo y no es raro que las masas, ciegas y manipuladas, lo combatan.

¿Cuándo fue la última vez que vio usted muchas mariposas en el campo? A golpe de biocida… es cada vez más difícil. Las abejas mismas son claves para muchos ecosistemas y caen por miles de millones, hablamos de ello en una entrada anterior. Como no interesa: no se habla de las mariposas que ya no están, no se habla de las abejas que mueren por millones, no se habla de las personas que cada vez más padecen dolores de cabeza y problemas de sueño, y mientras tanto al sensible le decimos enfermo, le intentamos humillar y le vendemos alguna pastilla. Decimos progresar cuando nos arrastramos por el fango hacia ecosistemas de gris cemento.

Usted decide si es mariposa, cucaracha o ángel de la muerte. Usted decide si lucha por lo evidente, si compra la última moto de progreso vendida por el mentecato de turno, o si aplica o consume biocidas y se convierte directamente en exterminador.

Me dirijo al Ayuntamiento de Segovia. Hagan todo lo posible para que:
– los alimentos que se producen en Segovia sean buenos y no estén llenos de productos tóxicos,
– el aire que se respira sea limpio y no una nube tóxica de humo negro,
– los acuíferos no sean contaminados sistemáticamente por las empresas que producen carne de cerdo,
– las tecnologías como el 5G solo se implanten si son 100% sanas con toda garantía.

Vayan con la naturaleza de la mano y se encontrarán con la abundancia, el progreso real y toda una larguísima lista de obsequios que la naturaleza, a coste 0, les hará llegar.

No nos vendan motos, no nos hace falta más chirimbolos de producción esclavista y destrucción asegurada. No sean ruidosos y tomen los avisos que les brinda el mundo. Ni personas, ni animales, ni plantas, ni los más sensibles, ni los menos sensibles… nadie podrá vivir si los niveles de contaminación lumínica, acústica, electromagnética, química, emocional, informativa, y un terrible etcétera.. suben sin mesura.

Lo opuesto a la contaminación es el silencio. ¿No es evidente que ese sí el camino a seguir?

José Antonio Santos Pérez