Macro-ergonomía
Si observamos el cuerpo humano, vemos que:
· los pies de una persona están preparados para mover su peso más lo que ésta necesite cargar,
· el intestino de una persona está preparado para asimilar lo que ésta necesita asimilar,
· su corazón puede bombear la sangre que su cuerpo necesita,
· etc.
Es cierto que hay personas que tienen capacidades que nos parecen extraordinarias, pero también es cierto que las tienen dentro de un orden de magnitud muy reducido: no hay una sola persona, por fuerte que sea o por muchos guiños que lance a la “tele”, que sea capaz de pasear con 10 veces su propio peso; del mismo modo que no hay un solo hígado humano capaz de filtrar la sangre para 30 personas de un modo airoso.
Nuestro cuerpo no es una excepción. Todo tiene su medida, y esa medida no es la que nosotros queramos. Todo tiene sus propias razones, no las nuestras. Si, al contrario, lo que pretendemos es forzar estas medidas lo único que podemos obtener es sufrimiento. Dicho de otro modo: intente usted levantar 10 veces su propio peso y llevárselo de paseo que puedo asegurarle desde aquí que de esa aventura no saldrá impune. Y digo solo 10 veces, no digo 10 trillones de veces como podría decir un astrónomo o un estudioso de las cuentas de los partidos políticos.
· Un niño apenas puede al principio con su propio peso, gracias a eso desarrolla su sistema motriz.
· Una mujer puede llevar su peso, el del niño que pueda llevar dentro y pongamos que 30 kilos más.
· Un hombre llegado el caso es probable que pueda levantar algo más de peso que la mujer. Quizá si se trata de una persona físicamente muy activa pueda levantar a la mujer y al niño. Pongamos que levanta con cierta tranquilidad el doble de su propio peso… sería capaz de irse de paseo con el doble de peso? Evidentemente no.
· Una persona mayor, cuanto más mayor, menos va a poder con su propio peso.
Sin embargo hay un punto en el que las sociedades hemos arrasado con todos los records en lo que a hipertrofia corporal, y ese punto es la mente. La mente, con todo lo complicada que es, no deja de responder al mismo principio. Y es que también la mente tiene sus límites, también la mente está preparada para asumir sus circunstancias. El cerebro está preparado para entender su entorno y funcionar en él del mejor modo posible. Por supuesto, desde el discurso que tratamos, es absurdo buscar excepciones al funcionamiento natural de las cosas porque nada salvo sufrimiento puede salir de esas búsquedas, pero lo hemos conseguido. Ni una sola persona en todo el mundo es capaz de pasear con 10 veces su peso, pero sí hay mentes que toman decisiones por millones e incluso miles de millones de personas.
Según este planteamiento no tienen ningún sentido las búsquedas de gestiones cada vez más grandes o de representantes cada vez más lejanos. De hecho las mejores gestiones se hacen cerca del elemento gestionado. Si estás cerca de aquello que “gestionas” puedes cuidarlo, puedes tener cariño hacia ello; si estás lejos tu “cariño” ya viene limitado a un archivo de ordenador. Lo opuesto, o sea gestionar desde Madrid, desde Bruselas o desde Nueva York… solo tiene sentido para el control de las masas, el latrocinio organizado, etc. Lo natural y lo sano, según este punto de vista, es recuperar lo local; y que todo empiece por el principio, es decir por una mente razonablemente sana. Y si de verdad hay algo positivo de un gobierno mundial pues sin problema, para eso tenemos internet. El sistema se construye mediante software libre, todo se vota por todos y listo. Pero vuelvo al mismo punto. La buena gestión está cerca de lo gestionado.
¿Cómo hemos conseguido tamaña tara social? Pues simplemente modificando nuestras circunstancias. Mientras las personas productivas, serenas y sensatas se encuentran cómodas viviendo en la realidad (sea ésta lo que sea); las personas peligrosas e insensatas se encuentran cómodas manipulando lo que llaman índices macroeconómicos en una insaciable búsqueda de poder. Esas son sus nuevas circunstancias y frente a ellas subordinan todo lo valioso de este mundo. Son solo modelos matemáticos, poco más que productos de su imaginación, es absolutamente absurdo… sí, pero así está planteada la cosa. Desde el punto de vista que expongo resulta evidente que estas “personas dirigentes” están fuera de la realidad y que a poca sensibilidad que tuvieran, entenderían que no son atletas, líderes o héroes sino personas enfermas y peligrosas.
Evidentemente es posible alterar el equilibrio del mundo que nos rodea, todo es posible, de hecho el mundo de hoy es una gran prueba de ello. Pero es más interesante la pregunta… ¿es deseable o es inteligente hacerlo?. Obviamente la respuesta es no porque la clave de la riqueza o belleza de un ecosistema no se encuentra en el dominio de una especie, sino en el equilibrio, y este mundo no es otra cosa que un gran ecosistema.
Dominar es esencialmente lo mismo que destruir: dominar algo o a alguien es reducirlo, someterlo y eliminarlo. Representar a alguien es borrar su voz, es en definitiva suprimirle. Porque, al final, aquel que representa es un actor, y aquello que representa es un papel, no la realidad. La realidad es irreducible. Mientras no nos demos cuenta de este simple hecho, no debe sorprendernos el esperpento del que nos rodeamos. No debería sorprendernos el hambre, la pobreza, la miseria (que es muy diferente de la pobreza), o la destrucción sistemática de cientos de miles de formas de vida diferentes.
Si nuestra mente es nuestra y los problemas a los que la enfrentamos son sencillos nada podrá con nosotros. Nadie nunca podrá manipularnos. Si nos entregamos al marketing, a partidos políticos, a nuevos productos, a ideas o a asociaciones… todo se escapa de nuestras manos. Todo se destruye.
José Antonio Santos Pérez 🙂
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