Escrito presentado en la nueva biblioteca pública de Segovia
Escrito presentado el 11 de marzo de 2016 en la nueva biblioteca pública de Segovia:
Las personas unimos esfuerzos para, juntos, tener cuanto consideramos oportuno. A eso le llamamos sociedad. De este modo podemos tener cualquier cosa mientras este criterio no se rompa, y la razón es muy simple… y es que, así, todos ganamos. Podemos tener una educación brillante, podemos tener sistemas de producción de alimentos abundantes y de gran calidad o maravillosas pistas deportivas siempre y cuando ganemos, es decir, siempre que prime el bien común… pero cuando no se busca el beneficio común ya no tenemos sociedades; tenemos opresiones, enormes problemas medioambientales y de seguridad, granjas humanas o conceptos de ese tipo.
Los edificios e infraestructuras que buscan ese bien común se construyen, como es lógico, a disposición de los miembros de las sociedades. Es decir, a distancias caminables desde los centros de las ciudades por personas llanas (que no tienen por qué tener coche ni dinero ni ganas para pagar autobuses que en principio no son necesarios, y mucho menos en ciudades como Segovia). Otra cosa es contradictoria. Y aquí tienen un gran ejemplo de bien común, que es además increíblemente barato: caminar tranquilo por lugares naturalmente bellos… es muy sano para el cuerpo y para la mente.
Todo aquél que quiera establecerse en el campo, fuera de la sociedad, puede en principio hacerlo, y por supuesto no hay ninguna pega… pero, como también es lógico, esa persona tendrá que costear el proyecto. Como es evidente, sería abusivo pretender que la sociedad se volcara en satisfacer los caprichos de una persona o de un interés específico.
Sin embargo, nos encontramos con que la administración gasta enormes cantidades de dinero en infraestructuras en medio del campo. Concretamente, ahora hablo de absurdos megalómanos como la biblioteca pública de Segovia; pero todo se hace de este modo. Construir en medio de la nada supone para las personas realizar un esfuerzo colosal que no pueden aprovechar por que no lo tienen accesible. En Segovia (y en otros muchos lugares) se han construido a toda velocidad barrios, montones de edificios feísimos, carreteras, redes de saneamiento, de distribución de agua, luz y telecomunicaciones a costa del contribuyente. Ahora se mete aún más la pata construyendo megalómanos, y todo ¿para qué?… pues por la simple y pura especulación, para que ganen los caciques, los miserables, lo peorcito.
Irte a vivir al campo y pretender que la administración costee tus particulares gustos es inaceptable. Que la llamada administración se aleje de la ciudad y que invierta los recursos de los ciudadanos en dar servicio a estas personas es razón suficiente para señalar a los responsables y que asuman sus delitos sociales, económicos y medioambientales. Al fin y al cabo, volcar medios públicos en satisfacer intereses particulares es la definición misma de corrupción. No es por casualidad que las ciudades se construyeran donde hay recursos (agua, sol, buenas temperaturas…). Quizá recuerden esto porque les hablarían de ello cuando eran pequeñitos y estaban el colegio. Todos los barrios tradicionales de Segovia: San Lorenzo, Casco antiguo, San Millán, San Marcos, San Justo, el Salvador… todos son sistemáticamente maltratados y ninguneados en favor de las estrellitas nacidas de la pura y simple especulación.
La biblioteca se ha construido, incluso, de manera incoherente con los supuestos discursos de la administración:
· En un momento de valoración de la eficiencia energética de los edificios por parte de administraciones europeas y nacionales, el edificio representa el contrasentido y el gasto absurdo! (es infinitamente más costoso calentar un espacio de 15 metros de altura que de 5, y además dudo que esté bien aislado)
· En un momento de economía precaria y recortes, desarrollar y terminar un proyecto así supone otro gran contrasentido (hablamos de un edificio de 13,5 millones de euros inaugurado en plena “crisis económica”)
· El Plan General de Ordenación Urbana de Segovia (PGOU) cuenta con el paisajismo de la ciudad como elemento de gran valor. Sin embargo, la biblioteca es un feísimo y gigantesco cubo de hormigón (que puede tener 20m de altura) en un punto visible desde decenas de kilómetros
· Segovia, según sus planes (no los míos), vive del turismo, y desde luego la fealdad no ayuda demasiado para favorecerlo
· En cuanto a tráfico, polución, ruidos, fealdad de la ciudad y tantos y tantos elementos nocivos… esta biblioteca supone el culmen de la mediocridad (ahí viene después el “PEAHIS” para parchear todos los problemas que su mediocridad va generando)
· Se supone que la biblioteca cuenta con bellos espacios interiores -es el único razonamiento que he escuchado que tiene un mínimo criterio- pero a mí me duele cada centímetro cuadrado de: tiempo, salud, energía, recursos, dinero, inteligencia… mal empleados
· Por no mencionar una infinidad de pequeños absurdos como, por ejemplo: tener un límite de tiempo de 30 minutos en el uso del ordenador cuando hay 20 ordenadores vacíos
¿Y cuál es la razón de que sus propios discursos no se cumplan? Pues muy fácil: todos ellos están basados en oscuridad, mentiras e intereses pestilentes.
Creo que la palabra mediocridad se les queda a ustedes muy pequeña, y lo creo por una razón muy sencilla: hay que ser increíble y hasta misteriosamente estúpido para querer destruirlo todo pensando que ganas con el cambio.
Por mi parte, les informo de que no voy a utilizar más este servicio. Quedará como Belchite, testigo de sus horrores. Si quieren ponerlo en los catálogos turísticos para mostrar cómo no hacer las cosas, me parecerá muy lógico.
Les saluda José Antonio Santos Pérez 🙂